Cada verano la industria del turismo se enfrenta a increíbles costos económicos y ambientales. ¿Qué pasará ahora que regresaron los viajes?
El éxito sin precaución era una de las preocupaciones de todo el sector turístico ya que los viajes hace dos veranos atrajeron a miles de personas que representaron un riesgo natural y para los atractivos turísticos.
En Disneyland, las filas para cualquier atracción turística fueron de, al menos, tres horas de espera. En el museo de Louvre se solicitó que quitaran la pintura de la Mona Lisa por el gran volumen de visitantes que tuvo y por precaución a que pudiera resultar dañada.
Miles de cruceros durante los veranos Pre-covid, dejan miles de toneladas de basura en los principales puertos portuarios y el Everest no se queda atrás, parece que su popularidad es tan grande que atraía a miles de personas y con ellas, contaminación.
La exploración es parte de los deseos humanos y es probable que la economía mundial vuelva a mejorar con el turismo, ya que miles de empleos dependen de ello, pero, cómo es el estado de la tierra, ¿podrá soportarlo?
El error más grande sería regresar a la antigua normalidad del turismo, con la acostumbrada sobreexplotación de los recursos porque estaríamos acabando con lo mismo que mantiene a flote la industria: los atractivos.
Regresaron los viajes pero el futuro del turismo deberá planearse con mucho cuidado y con precaución para no causar desastres que puedan afectar ecosistemas y la economía de la población.
Recordemos que el turismo representa cerca del 5% de las emisiones de carbono y del 8% de los gases de invernadero, además del consumo desmedido de flora y fauna.
La planeación estratégica y consciente será la mejor opción para todos.